Grandes Pasos Parte 1
- Mary
- 25 sept 2019
- 3 Min. de lectura
¿Cuándo inició este viaje que me está llevando a lugares lejos de casa? Muchas veces me hago esta pregunta y cuando miro hacia atrás creo que empezó mucho antes de que yo me diera cuenta.
Los últimos meses han sido asombrosos, me ha mostrado que El me ha estado preparando para este viaje desde el inicio. Quiero compartir lo que he aprendido porque cuanto más miro hacia atrás más me doy cuenta que el Señor tenía todo planeado aún cuando yo no encontraba la salida.
Creo que mi viaje inició cuando decidí ser bailarina, aproximadamente 11 años atrás cuando estaba en en colegio dos años antes de graduarse, a pesar de que me tomó 2 años más después de graduarme para poder iniciar la carrera, ese fue mi primer paso de mi viaje. Mis papás no estaban de acuerdo con mi decisión y me costó mucho ir en su contra, me arme de valor para hacer la audición y entré a la universidad.
Ese fue mi Primer Gran Paso, ir en contra de la voluntad de mis papás y seguir mis sueños, ser obediente al llamado del Señor.
Eso eso momento era consciente de mi llamado, en realidad la danza era una escape, la manera en la que lograba comunicar todo aquello que no podía decir con palabras. De alguna forma aún me sentía perdida y vacía, y con el paso del tiempo mi pasión se fue apagando, me sentía cada vez más insegura, me importaba más lo que mis compañeros y maestros pensaban de mí que lo que yo realmente deseaba expresar; casi al final de mi segundo año me lesioné y esto sumado a lo que sentía me llevó a tomar la decisión de dejar la universidad. En ese momento me sentí aún más perdida y me enojé conmigo, mis profesores y la danza. Mis papás no estuvieron felices con mi decisión por lo que tuve que escuchar muchos comentarios y criticas de ellos y otros miembros de mi familia.
Unos meses después decidí retomar mis clases, pero esta vez regrese donde tuve mi primer contacto con la danza, un estudio cristiano que me había visto crecer. Era mi decisión por lo que yo era responsable por todo, mis papás no me iban a ayudar esta vez.
Ese fue el Gran Paso #2, levantarme y encontrar lo que había perdido.
Cuando inicié mis clases se estaban preparando para una presentación y la directora me invitó a ser parte de elenco, yo le explique mi situación, ella fue muy comprensiva y me dijo que tomara las cosas con calma. Recuerdo que la primera rutina que me aprendí era sobre ser arcilla en las manos de un alfarero y cuando nos dijeron nuestro personaje yo solo podía orar pidiendo ser esa arcilla, cada vez que ensayábamos, incluso en el escenario yo oraba y decía “Señor déjame ser arcilla en tus manos, deseo ser arcilla en tus manos” una y otra vez, esa oración estaba en mi cabeza.
El Gran Paso #3, rendirme a la voluntad de Dios para que él pudiera romperme, cambiarme y reconstruirme.
Este fue un momento decisivo en mi camino, una vez que yo le abrí mi corazón a Dios y acepté su voluntad en mi vida él empezó a trabajar con total libertad. Me puso a prueba en muchas áreas de mi vida para limpiar, cambiar y sanar mi corazón. Ahora que puedo ver lo que ha hecho me doy cuenta de que mi oración fue contestada casi de inmediato, como si el solo estuviera esperando mis palabras para empezar a trabajar.
Puedo decir que esta es la primera parte de este viaje, el momento en el que decidí rendirme a su voluntad porque deseaba hacer un cambio en mi vida. La siguiente parte es como él me ha puesto a prueba para ayudarme a crecer.

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